Del semáforo que apaga y enciende Para siempre como pena luminosa. De la tarjeta de crédito que te molesta Con la gracia de un usurero. De los impuestos y tasas Que te sorprenden todos los días. De las leyes y abogados Que te imponen un mundo sin gracia. De los médicos y sus enfermedades Que nos asustan a cada consulta, Que nos enferman a cada examen. De las creencias y sacerdotes Que nos quieren impolutos, En medio a la podredumbre. De la manía de un mundo virtual Que nos atrapa en una locura Que prohíbe el olor de la tierra mojada. De trabajar sin parar Para enriquecer y después morir Sin ver el sol que insiste en renascer. De las academias y sentencias Del bien vivir, Que quitan el placer de comer La alegría de caminar por caminar.
¡Esclavitud de cadenas partidas, De la alegría adquirida, De la tristeza prohibida!
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Tradução Denize Mathias |
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